¿Quién se atrevió a hablar de centralización de todas las labores de control de la pesca de salmónidos en la comunidad? Si hay centralización, que sea León la capital truchera

Hace ya muchos, muchísimos años, cuando se había institucionalizado la fecha de apertura de la veda de la trucha en el día 19 de marzo por la fuerza de la costumbre, alguien con cierto poder, dejando de lado la hipócrita costumbre de mirar sin querer ver, se convenció de que esta fecha no estaba en consonancia con la necesidad de tranquilidad en los cauces, para que las truchas pudieran finalizar los desoves sin contratiempos antes de que la avalancha de pescadores comenzase a descontarlas. Era una práctica que se venía realizando todos los años descaradamente, a sabiendas de que en algunos ríos estaban todavía en pleno apogeo, como por ejemplo en el Luna alto (Rabanal, Villafeliz, etcétera) y también en el Luna bajo, donde se concentraban las truchas del pantanín en una gran tabla entre La Magdalena y Otero, y las dos orillas se llenaban de cañas con grandes cucharillas que dejaban fondear para arrancarlas de pronto y enganchar por cualquier parte del cuerpo a las pobres truchas que se hallaban allí desovando. También ocurría en algunos otros ríos de montaña. Todo esto pasaba cuando se abría la veda el día 19 de marzo, a sabiendas de todos los pescadores y de todos los administradores, incluidos los guardas y demás agentes de la autoridad del momento. Ese alguien pudo influir para que se rectificase la fecha, alargando su apertura hasta últimos de marzo o primeros de abril, evitando así aquella masacre de truchas sin desovar. Decisión tardía pero acertada. Desde entonces ya no se encuentran los pescadores con las truchas desamparadas en su lícita obsesión por conseguir desovar. También es cierto que actualmente sería difícil encontrarse con frezaderos importantes, más bien con grupúsculos miedosos y extraviados.

Sobre los cupos no vamos a extendernos, pues hemos pasado de pescar sin limitación a veinticinco ejemplares en los primeros cotos y sucesivamente hasta llegar a cuatro o cero, según el lugar y el tipo de pesca que se practique, con un sinfín de arbitrariedades en el tiempo transcurrido. ¡Y éramos la cuenca fluvial truchera más importante de Europa! Me estoy refiriendo a León. Pues bien, hemos llegado a la temporada 2008 y la situación está como sigue:

Apertura de la veda

En las provincias de Burgos, León, Palencia, Soria y Zamora, se sigue manteniendo la coherencia con las disposiciones de años anteriores, abriéndose la temporada el día 6 de abril, mientras que en las provincias de Ávila, Salamanca, Segovia y Valladolid se abre el día 16 de marzo, 20 días antes que en el resto de la comunidad, «basándose en la Ley de Protección de los Ecosistemas Acuáticos» que, también basándose en informes científicos (como siempre) así lo ha dispuesto la Consejería de Medio Ambiente, centralizada en la capital de la comunidad.

Si esta diferenciación se hubiera hecho para proteger a los habitantes de los sistemas acuáticos, hubiéramos vuelto a los años en que se podía abrir en marzo en las zonas trucheras de los ríos de ribera, donde desovan antes (cuando lo hacen) y en abril en las zonas de montaña, lugares en que los desoves se retrasan debido probablemente a los componentes climáticos y temperatura y calidad de las aguas, o simplemente a un componente genético de las truchas de montaña de la región. Sea como fuere, habríamos intentado de verdad proteger a estos ecosistemas, pero nos encontramos con que provincias de gran altitud y orografía montañosa, como Ávila y Segovia, donde la climatología es equivalente a Burgos, León o Soria, y sus ríos también, y sin embargo se les admite comenzar el día 16 de marzo. ¿Es porque allí las truchas desovan antes a pesar de la altitud y el clima? ¿La orografía no es de pura montaña en su mayoría? Y no me refiero a lo que siempre hemos considerado como alta montaña, que en Ávila se retrasa hasta el 18 de mayo, y en lo que sólo están incluidas las lagunas, lagos y cursos de ciertas cumbres, como también las de los Picos de Europa (25 de mayo) o los lagos de Somiedo (Saliencia), no. Me refiero a todos los cursos que discurren por laderas más o menos altas, antes de llegar a remansarse en las llanuras o mesetas como ríos de ribera. ¿Por qué tanta diferencia de fechas, desde el 16 de marzo hasta el tercer domingo de mayo en aguas que muchas veces no se distanciarán en cien o doscientos metros de altitud? ¿Hay tanta diferencia en los desoves entre unas truchas y otras, siendo vecinas?

En cierto modo se podría comprender que provincias como Valladolid, que no tiene ríos de montaña y Salamanca y Zamora que tienen pocos, tuvieran ese privilegio, pero desde luego sería mucho más equitativo y protector de los ecosistemas el formato de montaña y ribera, y más aún el que todos se abrieran en la misma fecha, descartando preferencias.

Cupos y tallas Esta es una de las cuestiones que más escuecen y donde se llega a sospechar que los privilegios no eran solamente medievales, y que cuanto más cerca se halle uno del poder, mejor dispondrá de los recursos amoldándolos a sus deseos. De otra manera no se podría explicar que, mientras en toda la comunidad (salvo excepciones) se exija el cupo de cero, cuatro o seis ejemplares, en Valladolid, donde solo existen cuatro cotos intensivos, que podemos suponer que se surten de piscifactorías o ríos de otras provincias, se siga autorizando a extraer ocho ejemplares, y en vez de una talla de 22, 24 ó 26 centímetros se puedan pescar de 19 centímetros, lo que añadido a la fecha de apertura nos deja a los demás pescadores comunitarios flipando . Cuando dicen que Dios andaba por el mundo, se pescaban de 19 centímetros , pero ahora, que anda Lucifer, las tallas pequeñas solo debían de admitirse donde las truchas no crezcan, como en algunos ríos de Galicia (17-19 centímetros), pero no en los de ribera. ¿Que son cotos intensivos? ¡Claro! También son intensivos en otras provincias y tienen que ser de 22 centímetros como mínimo, y menos ejemplares. ¿Qué biólogos o científicos de solvencia han recomendado a los consejeros esta clase de conservación de los ecosistemas? Y si por lo menos fueran de la raza arco iris, que no se halla en peligro de extinción, tendría algo de justificación, aunque tampoco.

¿Quién se atrevió a hablar de centralización de todas las labores de control de la pesca de salmónidos en la comunidad? La centralización económica ya está asignada, y de concretarse la centralización burocrática y normativa, sería conveniente suponer que sería en la capital de la provincia que más kilómetros de ríos trucheros tuviera, y más cantidad de licencias de pesca expidiera que, siempre ha sido León, pero nunca a quienes aún no saben de qué color son las truchas de montaña o de alta montaña, ni cuándo desovan.